Perú 
mayo 29, 2025

D’Onofrio: De la carretilla a Nestlé, una historia de éxito en el mercado peruano

D’Onofrio se ha consolidado como el líder indiscutible en el mercado de helados en Perú, con una impresionante participación del 88%. Fundada hace más de 120 años, esta marca ha recorrido un camino lleno de altibajos, desde su apogeo hasta períodos de crisis que llevaron a su adquisición por la multinacional suiza Nestlé. Además, ha enfrentado la competencia de otras empresas, como el Grupo Romero a través de Alicorp, que incluso intentó ingresar al sector con su propia marca de helados, aunque finalmente esta última dejó de operar. La historia de D’Onofrio es un ejemplo fascinante de perseverancia y adaptación en el cambiante paisaje del mercado.

El fundador de esta exitosa marca es Pedro D’Onofrio, un inmigrante italiano que dejó su tierra natal a la edad de 21 años para buscar nuevas oportunidades en Argentina. Allí, tomó las riendas de un pequeño negocio de helados que pertenecía a un amigo de la familia, Don Raffaele Cimarelli. Fue en este entorno donde Pedro aprendió el arte de hacer helados. Con el tiempo, y junto a su esposa Raffaella Di Paolo, decidieron buscar un lugar más adecuado para expandir su negocio.

Fue entonces cuando Cimarelli, que se encontraba en Lima, Perú, contactó a Pedro y lo convenció de mudarse, argumentando que el clima peruano era perfecto para el consumo de helados. En 1897, la familia D’Onofrio llegó a la capital peruana y allí comenzaron a distribuir helados desde un carro de madera tirado por un humano, siendo el primer producto el helado de crema conocido como Imperial. Un elemento distintivo que ayudó en el éxito de su negocio fue el sonido de una corneta que anunciaba la llegada del carrito, creando una conexión especial con los clientes.

Con el tiempo, Pedro D’Onofrio tomó decisiones estratégicas que impulsaron su negocio. Compró una planta de fabricación de hielo artificial, lo que le permitió reducir costos y mejorar la producción. A medida que la demanda crecía, los carros amarillos de D’Onofrio se convirtieron en una vista común en las calles de Lima. Para asegurar que el legado familiar continuara, Pedro preparó a su hijo Antonio para que asumiera el control del negocio en el futuro. Antonio, con una visión más amplia, se enfocó en diversificar la oferta de productos, lo que llevó a la creación de una fábrica de chocolates en 1924 y al lanzamiento de productos icónicos como el chocolate Sublime en 1926.

Helados Donofrio

A lo largo de los años, D’Onofrio se adaptó a los cambios en el mercado. Sin embargo, la crisis económica de 1980 obligó a la familia a vender sus acciones, siendo el Grupo Gloria quien tomó el control en 1990 y revitalizó la marca, aumentando su cuota de mercado en golosinas y helados. La empresa se volvió cada vez más atractiva para multinacionales, y en 1997, Nestlé adquirió D’Onofrio por 80 millones de dólares, estableciendo una sólida presencia en el mercado peruano.

A pesar de su liderazgo, D’Onofrio ha enfrentado competencia constante. Alicorp, bajo el Grupo Romero, intentó desafiar su dominio con la marca Lamborgini, que entró al mercado en 2003. Aunque al principio Lamborgini logró aumentar su participación de mercado, finalmente, las condiciones climáticas adversas y otros factores llevaron a Alicorp a transferir sus activos de helados a Nestlé, dejándola fuera del juego.

En la actualidad, D’Onofrio continúa siendo el principal jugador en la industria de helados en Perú, manteniendo su relevancia y adaptándose a las nuevas tendencias de consumo. Con un enfoque en la innovación y la diversificación, la marca sigue siendo un referente en la cultura del helado peruano, mientras que otras marcas, como Bresler, han desaparecido del mercado. D’Onofrio no solo ha sobrevivido a los desafíos, sino que ha prosperado, convirtiéndose en un verdadero imperio del helado.

Fuente: D’Onofrio: De la carretilla a Nestlé, una historia de éxito en el mercado peruano

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