Un proyecto de ley propone que a partir de 2030 solo circulen aquellos con fines médicos, para contener sustancias químicas y las bombas industriales para inflar.
A finales del mes de marzo, la Comisión Quinta de la Cámara de Representantes del Senado aprobó por unanimidad el proyecto de ley que busca prohibir la fabricación, importación, venta y distribución de plásticos de un solo uso. Para la aprobación final de la ley faltan aún tres debates en el Congreso. ¿Cómo afectaría a la industria de envases la implementación?
En Colombia, las ventas de envases y empaques superaron los 43.000 millones de unidades y se estima que a 2019 esta tendencia se mantenga y se alcancen ventas superiores a 45.000 millones de unidades, de acuerdo con cifras publicadas por Procolombia. Los empaques flexibles de plástico y los de vidrio representan el 74,1 % de las ventas del sector. Porcentajes menores representan a los envases rígidos también fabricados con plástico.
Anualmente 1,6 millones de toneladas de empaques y envases son puestos en el mercado. En su mayoría, son reciclables.
Actualmente, vivimos una cruzada mundial en la que la imagen de los productos plásticos está siendo cuestionada desde el punto de vista ambiental. El debate sigue su curso mientras unos se preguntan si la salida es la prohibición o, por otro lado, ahondar en la cultura del reciclaje y el reaprovechamiento.
Colombia no se ha quedado atrás en esta discusión por lo que cursa en este momento el proyecto de ley que toma el camino de la prohibición en el Senado. Según el documento, se propone que desde el 1 de enero de 2030 dejen de circular bolsas de plástico; bolsas y rollos de película extensible para empaque de alimentos a granel; rollos de película extensible y de burbuja utilizados como envoltura, con los que se protegen objetos que se van a transportar; envases y recipientes para llevar alimentos de consumo inmediato; las botellas; los platos, bandejas, cuchillos, tenedores, cucharas; pitillos y copitos de algodón, entre otros.
Únicamente podrían seguir circulando los plásticos de un solo uso que tengan propósitos médicos, los que sirvan para contener sustancias químicas que representan un riesgo para la salud y bombas para inflar de uso industrial.
Acoplásticos, gremio que representa en Colombia a las industrias de plástico, química, petroquímica, cauchos, pinturas, tintas y fibras, expresó su preocupación por el proyecto de ley aprobado, en un comunicado oficial. Daniel Mitchell, presidente de la asociación, manifestó: “compartimos la preocupación por la afectación ambiental que causan los residuos plásticos y somos conscientes de que la solución a esta problemática requiere un enfoque integral, que implica la voluntad y participación de todos, incluyendo la industria, los consumidores, el gobierno, el órgano legislativo, las autoridades locales, entre otros. Sin embargo, consideramos que lo consignado en el proyecto de ley no es la solución. Su implementación generaría efectos indeseados, en términos sociales, económicos e incluso ambientales”.
El directivo continúa diciendo: “en ningún país del mundo, se ha planteado, y mucho menos aprobado, una prohibición de artículos plásticos de este alcance. Este listado de prohibiciones sin duda significaría un impacto social inmenso al encarecer el precio de productos de consumo básico y también al afectar no solo la industria plástica nacional que genera más de 200.000 empleos directos, sino a miles de empresas, especialmente pymes, que utilizan permanentemente estos artículos plásticos, principalmente como empaques y envases, y cuyos sustitutos de otros materiales o no son una alternativa o sus costos son sustancialmente mayores”.
Aproximadamente, 145.000 toneladas corresponden a PET y tan solo 40.000 de ellas, provienen de material reciclado.
A la par con el proyecto de ley que cursa en el Senado, también es importante tener en cuenta que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible reglamentó la gestión ambiental de los residuos de envases y empaques de papel, cartón, plástico, vidrio y metal, a través de la Resolución 1407 de 2018, que fomenta el aprovechamiento, la innovación y el ecodiseño de los envases y empaques que se ponen en el mercado.
La norma establece a los productores la obligación de formular, implementar y mantener actualizado un Plan de Gestión Ambiental de Residuos de Envases y Empaques, en el marco de la responsabilidad extendida del productor, que debe ser presentado ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales.
Citando nuevamente a Daniel Mitchell, presidente de Acoplásticos en Colombia, la implementación de la ley, como está, generaría los siguientes efectos:
1. Aumento en los precios de alimentos en todo el país, puesto que encarecería sustancialmente el costo de los empaques utilizados.
2. Fuerte afectación sobre los más de 50.000 recicladores de oficio que existen en el país, quienes basan su sustento en el reciclaje de envases de PET y Polietileno.
3. Golpe económico al sector agropecuario, ya que el proyecto prohíbe empaques plásticos para productos a granel como arroz, azúcar, fríjoles, cereales, así como las bandejas utilizadas para empacar pollo, pescado y carne. Los costos de los empaques con materiales sustitutos al plástico son al menos dos, tres o incluso 10 veces más altos.
4. Aumento del riesgo al contagio de enfermedades o a problemas de salubridad pública. Al prohibir los envases plásticos, se limita el acceso a muchas poblaciones a agua potable y se aumenta la cantidad de alimentos caducados.
5. Al prohibir artículos desechables como vasos, platos o cubiertos de plástico, se afectaría el negocio de los vendedores ambulantes, tenderos y pequeños restaurantes. Los sustitutos de otros materiales son mucho más costosos y la alternativa de lavar los productos es, en ocasiones, inviable y significa, además, un riesgo a la salud y al contagio de enfermedades.
6. Aumentaría el desperdicio de alimentos. Los empaques plásticos en el mundo contribuyen a reducir al menos en un 50 % el desperdicio de alimentos.
7. Posible desaparición del sector fabricante de empaques y envases plásticos, el cual representa por lo menos la mitad de la industria plástica colombiana, que es un rubro que genera más de 200.000 empleos directos y que está conformado esencialmente por empresas pequeñas y medianas.
8. En agregado, el impacto ambiental de prohibir este listado de artículos plásticos sería mayor, puesto que está ampliamente comprobado que los sustitutos al plástico, si bien se degradan más rápidamente, al ser más pesados e intensivos en materia prima y energía, generan una huella de carbono e hídrica más alta. Hay que recordar que todos los plásticos son reciclables.
9. Aumentaría el consumo de agua en colegios, universidades, hospitales, entidades públicas, cárceles, entre otros, al prohibir artículos desechables como vasos, platos y cubiertos. En hospitales, esta prohibición significa además un mayor riesgo de contagio de enfermedades y, en cárceles, podría representar un peligro de seguridad.
10. Podría generar un riesgo de seguridad al incentivar sustitutos, por ejemplo, de vidrio, para el envase de aceites, lubricantes y bebidas.
En Colombia, los materiales de envases y empaques representan la principal fuente de recolección para los recicladores.
La apuesta de los dueños de marca
Teniendo en cuenta todo lo anterior, la compañía colombiana Postobón, líder en el sector de bebidas en Colombia, convocó durante el pasado mes de abril a la jornada “Hablemos sobre el plástico: una mirada sobre el uso de este material y la gestión responsable y sostenible del PET”. El conversatorio contó con el apoyo de CECODES, Enka y Ekored.
Jaime Moncada, director de capital natural de CECODES –Consejo Empresarial Colombia para el Desarrollo Sostenible, encargado de facilitar y orientar al sector empresarial en la implementación de prácticas que permitan el equilibrio entre los objetivos económicos, sociales y ambientales para favorecer el desarrollo sostenible en Colombia–, inició con una amplia explicación de lo que significa y hacia dónde deberíamos llegar en términos de economía circular y ecoeficiencia, así como la aplicación práctica de la sostenibilidad. “Lo importante de este proceso es mantener circulando todos los materiales y mantenerlos dentro de un ciclo económico en el que se logre, de cualquier forma, una rentabilidad para los gobiernos y las empresas”, puntualizó el directivo.
Continuó afirmando que: “el tema de la economía circular no es nuevo, solo cambió de nombre. En tiempos del ecodiseño era lo que llamábamos cerrar el ciclo de un producto. La parte difícil ha estado en la cadena para cerrar este ciclo”.
El número estimado de recicladores informales e independientes es de 26.000 personas.
El conversatorio avanzó con el aporte de Jorge López de Mesa, vicepresidente de ventas de Enka, quien ofreció un contexto de los negocios que adelanta la empresa y su gestión sostenible a través de estos. Enka es líder en reciclaje de PET en América Latina y cuenta con la mayor planta en la región para este fin. Además, tiene la mayor red de acopio de botellas de PET, Ekored, con cobertura en todo el territorio nacional, lo que le ha dado la posibilidad de tener una participación de más del 60 % en el reciclaje de este material en Colombia.
La compañía cuenta con una capacidad instalada para reciclaje de PET de 34 mil toneladas de botellas al año, con las que se pueden fabricar nuevas botellas, envases para contacto con alimentos con certificaciones FDA, filamentos para prendas deportivas y/o de uso doméstico.
Solo en Bogotá son 14.000 personas las que se dedican al reciclaje.
Para el tema que nos ocupa, que es el de los envases, la compañía cuenta entre su portafolio con la resina EKOPET, que se encuentra homologada por las principales marcas de bebidas en América Latina como Postobón, Coca Cola, Pepsi y Niagara, entre otras.
A decir de López: “Enka tiene una de las plantas más modernas del mundo, reconocida por las grandes embotelladoras y que permite fabricar botellas al 100 % con resina reciclada y manteniendo las mismas propiedades que la resina virgen. Comprometidos con la economía circular, hoy trabajamos a máxima capacidad y, en 2018, iniciamos operaciones con una nueva planta para el reciclaje de tapas y etiquetas para conseguir el cierre total del ciclo de las botellas de PET”.
Lo más importante a tener en cuenta en este punto, es que el PET es 100 % reciclable infinitas veces y hoy en Colombia se recicla menos de la tercera parte de la totalidad de botellas que se consumen, aun cuando el gremio de recicladores recibe anualmente ingresos por $60 mil millones de pesos.
El conversatorio continuó con el apoyo de Martha Falla, directora de sostenibilidad de Postobón, quien presentó las estrategias desarrolladas por la compañía para trabajar en pro de la economía circular.
Postobón utiliza actualmente diversos materiales para la fabricación de sus empaques como vidrio, lata, aluminio, PET y Tetra Pak. Con todos ellos están desarrollando proyectos con el fin de reciclarlos. El 46 % de los materiales y empaques usados por Postobón provienen de material reciclado.
Pero, ¿por qué la tasa de recolección es tan baja? De acuerdo con Falla, la tasa de aprovechamiento en Colombia es del 27,6 %. Este mínimo porcentaje se debe, principalmente, a cuatro factores:
1. Las empresas responsables de prestar el servicio público de aseo en los municipios no han implementado las rutas selectivas.
2. La desarticulación entre las entidades estatales responsables de fijar las políticas, las normas y de velar por su cumplimiento.
3. La baja cultura ciudadana en materia de separación en la fuente, a pesar de la existencia de normas que así lo exigen.
4. La precariedad de los sistemas de recolección y clasificación que se hacen de forma manual y basados en un esquema de trabajo informal por parte de los recicladores.
Para mejorar estos indicadores, la empresa ha venido trabajando en tres diferentes frentes y con distintas estrategias:
A. Promover el consumo de bebidas en envases retornables
B. Diseñar envases y empaques con enfoque de ciclo de vida
C. Promover el reciclaje de los envases y empaques
Para conseguir dichos objetivos, la compañía se ha trazado un modelo de sostenibilidad basado en principios fundamentales de compromiso con el planeta, la sociedad, la cadena de valor, el bienestar, la gente y la ética. De esta manera, se ha propuesto una proyección para lograr la meta de aprovechamiento, a 2024, así:
Hoy, el 46 % de los materiales y empaques usados por Postobón proviene de material reciclado.
Y, ¿si cambiamos el foco?
En la actualidad, cerca del 52 % de los empaques comerciales a nivel mundial es fabricado en plástico gracias a las características y bondades que ofrece el material en términos de peso, flexibilidad y rapidez en su manufactura. Aun así, es innegable el impacto que la mala disposición posconsumo está acarreando ambientalmente.
La tasa de reciclaje es demasiado baja como para conseguir minimizar dicho impacto. Esta tasa varía drásticamente según el país. De acuerdo con el más reciente reporte de reciclaje del Banco Mundial, publicado por la organización en septiembre de 2018, América Latina es la región menos comprometida con este objetivo. Según el informe, en 2016 se generaron en el mundo 242 millones de toneladas de desechos plásticos, los que, a su vez, representan el 12 % del total de los desechos sólidos.
En el informe se señala que: “contar con sistemas adecuados de gestión de desechos resulta esencial para construir una economía circular, en la que los productos se diseñen y optimicen para ser reutilizados y reciclados. A medida que los gobiernos nacionales y locales se vuelquen a la economía circular, la incorporación de formas inteligentes y sostenibles de gestionar los desechos ayudará a promover el crecimiento económico eficiente y minimizar el impacto ambiental”.
Se estima que el 55% de los materiales reciclados es recolectado por recicladores informales. (OCDE, 2014).
Y es justo este el punto que debemos focalizar: aumentar la conciencia pública, donde los productores de envases plásticos de un solo uso garanticen que los usuarios finales de sus productos sepan cómo desecharlos adecuadamente.
Por el momento, solo queda esperar a que los entes legislativos decidan en pro de la sociedad colombiana. Importante que se haga buscando motivar la conciencia ciudadana y responsabilidad por parte de los consumidores para separar en la fuente. Así mismo, es importante que los entes gubernamentales sean capaces de consolidar cadenas de reciclaje, así como fortalecerse institucionalmente para el seguimiento y control de la normatividad vigente.
Fuente: www.elempaque.com