Tanto para packaging como para PLV (materiales comerciales de “Punto lugar de venta”) el diseño gráfico e industrial se debe ajustar a características del espacio donde se expondrán, a la espera de captar la atención pero sin entorpecer. El packaging se convierte, para muchos productos, en su última oportunidad de venta, compite con el resto de marcas con las que se encuentra en el lineal.
En el caso de los elementos PLV, son impulsadores de venta para productos estancados o a los que ser les debe reportar notoriedad. Por lo que éstos también jugaran en condiciones parecidas a las del packaging: destacar y posicionar el producto.
Ante la alta responsabilidad que conlleva esta tipología de soluciones, hemos solicitado a una empresa contrastada en el sector, Mediactiu (www.mediactiu.com), agencia de publicidad de Barcelona especializada en branding y diseño gráfico con una contrastada trayectoria de más de 20 años de experiencia y con un amplio book de proyectos desarrollados para todo tipo de sectores y situaciones, que nos presente en estas páginas una breve exposición para conocer mejor los diferentes factores que determinan la arquitectura y constitución de un packaging.
Maximizar objetivos y resultados
Conseguir el mejor resultado en ventas parte, en primer lugar, del responsable del proyecto de la empresa que quiere comercializar un producto. Éste debe delegar en empresas experimentadas, para conseguir sus objetivos comerciales.
Alcanzar objetivos siempre es posible, desde una acción profesional, de análisis de mercado y público objetivo; con esto se establecerán las necesidades a cubrir: formato, estrategia comunicacional y de imagen, presupuesto, etc. Para la comercialización el producto también deberá contar con una estrategia comercial donde existan unos canales de distribución y comunicación, en la que se establecerá la mejor opción para conseguir nuestro objetivo.
En función del target y tipología de producto deberemos cumplir con toda una serie de requisitos para posicionar correctamente nuestra oferta. Para ello deberemos establecer:
El “material base” sobre el que construir nuestro packaging, podrán ser plásticos (PP, PET, PE, PS, PVC…), maderas, envases de cristal, tejidos, aluminio… de entre todos ellos destacan:
• Cartoncillo o folding (material parecido a la popular cartulina) es el material más utilizado para la gran mayoría de sectores, desde el cosmético, alimentario al industrial. Se puede encontrar en múltiples gramajes (que ayudarán a incrementar la resistencia del packaging) y acabados.
• Carton couché, con un acabado en blanco brillo es muy utilizada para productos de gama alta.
Cualquiera de estos materiales “base” puede entrar en combinación con otros materiales, como tejidos, aluminios, etc. (por ejemplo: cartoncillo + plásticos para crear ventana). O en convivencia con envases a los que les reportará la imagen y comunicación necesaria para ser comercializables por medio de adhesivos, fajas, etiquetas, etc.
Importancia de la estrategia y del diseño
La geometría, ergonomía y, en definitiva, el tamaño que adoptará el packaging, en parte, vendrá marcada por la cantidad de producto que establezca la estrategia comercial, la tipología del producto (líquidos, fragilidad, estanqueidad, volumen…), el precio al que el público objetivo este dispuesto a pagar por este producto. Y, por supuesto, el diseño gráfico, siempre teniendo en cuenta la estrategia que apuntábamos al inicio de este contenido.
El resultado del análisis que hagamos al iniciar el proyecto debe verse reflejado en el diseño del packaging, junto con referencias, códigos de barras o diferentes elementos legales. Tampoco debemos olvidar el cumplimiento de la ley del país objetivo de la comercialización. Cada producto debe de llevar una serie de información legal y es muy importante que ésta se cumpla correctamente. En ocasiones los contenidos pueden llegar a ser excesivos, en estos casos deberemos intentar cuidar con precisión los espacios para compensar todas las necesidades intentando que las normas legales y/u otros contenidos técnicos no entorpezcan la comercialización del producto.
Optimización productiva
Dentro del conjunto de imagen o comunicación (“estética”), a parte del diseño del packaging, están los “acabados de producción” (número de tintas, tintas especiales, stampings, gofrados, reservas uvi, tipologías de plantificados o barnices) manipulados… Éstos serán otra de las claves que rematarán el éxito del packaging.
Sin embargo, dentro del proceso que hemos planteado existe otro factor que, si aparece, puede menguar en mayor o menor medida las opciones en el desarrollo del proyecto estratégico para la creación, diseño y producción del packaging. El “factor financiero”, el presupuesto disponible por parte del cliente, que muchas veces no juega a favor de demasiadas “florituras”, restándonos posibilidades en la elección de materiales, sistemas de impresión o acabados que permitan dar al producto un valor añadido haciendo que se diferencie de sus competidores. Por lo que, en muchos casos, se debe exprimir al máximo el ingenio, el talento gráfico y creativo e incluso hacer ingenierías inversas en finanzas, empezando por la parte de costes de producción y, a partir de aquí, aplicar el desarrollo creativo que más favorezca y posicione al producto que vamos a comercializar, siempre minimizando costes de producción, diseño… Pero igualmente creando un packaging capaz de poder competir con otras marcas por conseguir llegar al objetivo a alcanzar: ¡la venta!
Fuente: www.pressgraph.es